¿Derecho a la información sobre el derecho a la intimidad?, La delgada línea que separa lo público de lo privado
¿Era necesario atosigar a los secuestrados con cámaras, grabadoras y micrófonos? ¿Era necesario organizar el mismo día de su liberación una rueda de prensa? ¿Era imprescindible que los medios estuvieran presentes en los momentos íntimos con sus familias? Al parecer para el Canal Caracol si, pues envió a Luis Alfredo Vargas a casa del ex gobernador Alan Jara, la mañana siguiente a su liberación, cuando se encontraba celebrando la navidad que hace dos meses no pudo celebrar con los suyos por causa del secuestro. ¿Era de verdad preciso que el presentador estuviera sentado en la sala con la familia, presenciando una ceremonia de la que no hacía parte, abriendo los regalos y haciendo preguntas insulsas?
También para el canal RCN, quien fue el primer medio en abalanzarse sobre el ex diputado Sigifredo Lopez, solo para importunarlo haciendo preguntas necias como ¿Esta feliz por haber sido liberado? Y para darse el lujo de decir que fue el primer medio en abordarlo.
Después de ver y escuchar todos estos atropellos para con los recién liberados, entonces, ¿Dónde está el Estado para hacer respetar nuestros derechos? ¿O acaso los medios tienen más derecho de informar que los ciudadanos de conservar su intimidad? Ciertamente hace falta que algún organismo se encargue de proteger a los ex secuestrados, de organizar a los medios de comunicación y velar porque no se sobrepasen, y de garantizar que la liberación sea una experiencia tranquila y respetuosa.
Pero aunque ningún organismo se encargara de ello, también hace falta que los comunicadores sepan respetar la barrera de lo privado, de lo que no le interesa a nadie más que a la persona implicada en el hecho y a los suyos. Hasta donde pueden llegar para obtener una chiva. Hasta donde se puede permitir que la noticia se convierta en mercancía. Hasta donde tienen derecho a vender la intimidad del otro.
Pregúntense por favor señores si a ustedes mismos les hubiera gustado ser abordados de esa manera. Si de verdad les gustaría que otros se les metieran al rancho e hicieran feria con su intimidad. De pronto de esa pregunta les surja una reflexión, y las próximas liberaciones nos encontramos con un panorama distinto donde prime el respeto por el otro.
Por Paola Sanchez
Estudiante de comunicación
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