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Marcha Metamorfosea en la Ciudad del Olvido

Posted by Pasa la voz on 20:03

Se cancela nuestra marcha en pro de La Tertulia. Es preciso aclarar que lejos de la explicación que muchos equívocamente enuncian, los motivos de esta cancelación tienen poco que ver con el retorno de los servicios públicos al museo, dicho evento no constituye la solución definitiva para La Tertulia sino más bien un paño de agua tibia como alivio a una catarsis mucho más profunda.

Es verdad que tenemos problemas económicos , que el gobierno y el sector privado deberían darle más monedas a la cultura, pero sería ciertamente una falacia que los ciudadanos nos laváramos las manos en este menester. Nuestra ciudad atraviesa una crisis cultural particular en la historia, no sólo La Tertulia sino muchos otros espacios para el arte tambalean al vaivén del olvido, este es el caso del Teatro Jorge Isaacs, el Teatro Municipal e incluso la Orquesta Sinfónica del Valle.

Puede que no haya dinero, puede que existan problemas administrativos, pero no podemos enumerar una lista de culpables sin situarnos en ella de primeros. No es novedad para nadie que La Tertulia se encontraba ya ahogándose en su propia fuente de olvido mucho antes de quedar oscurecida sin electricidad, ¿acaso se veía la cinemateca abarrotada de un público exigente que demandara novedad artística en su programación? ¿Habitaban un sinnúmero de jóvenes aquellas salas blancas del interior del museo? Por desgracia, lo único que permaneció en la memoria citadina fue y sigue siendo el teatrino que terminó convirtiéndose en el living room de fumadores y bebedores de café y vino, enajenados con una bonita vista y adormecidos en la evasión.

En medio de la convocatoria mediática de la marcha que tomaría lugar la próxima semana, los gestores de dicha protesta nos encontramos finalmente “rogándole” a muchos para que asistieran, convirtiéndose todo esto en una labor titánica y mentirosa. ¿Cómo salvar La Tertulia si antes no hemos podido salvarnos a nosotros mismos? La crisis cultural de nuestra ciudad no sólo responde a factores económicos sino al adormecimiento de los ciudadanos que no hemos podido apropiarnos de los espacios artísticos y a la actitud general de sálvese quien pueda sujeta a un individualismo sin límites donde al final terminamos todos hundiéndonos en el aislamiento.

Hemos construido una cueva individual impenetrable desde la que señalamos al otro en una danza insulsa de culpabilidades y cuando no atinamos a juzgar siquiera, nos vendamos los ojos para no afectarnos de la desgracia mundana y ni teniéndolos cerrados somos capaces de vernos a nosotros mismos.

¿Dónde están los artistas?, ¿Dónde están los “jóvenes estudiantes” gestores del cambio? Empezar a hablar de una conciencia joven en nuestra ciudad a partir de un movimiento como el de nuestra marcha sigue siendo una gran mentira, éramos un grupo de cuatro personas trabajando con uñas y dientes una manifestación que de haber sido un éxito se hubiera considerado de todos, y de haber sido un fracaso -siguiendo la línea del lavatorio de culpas- hubiese sido una derrota sólo nuestra. Es cierto que en medio del proceso entramos en contacto con otras personas igualmente conmovidas por la situación, pero, por desgracia, todas ellas pueden contarse con los dedos de las manos. La mayoría de los jóvenes caleños se agolpan masivamente en rituales de evasión y llenan sus corazones de productos culturales pensados sólo para el consumo y un cocktail explosivo de alcohol, cigarrillo y drogas. No puedo estar en contra del disfrute hedonista de la existencia, pero resignarnos a una vida sin cuestionamientos, sin especias, sin sentidos, sin arte… es negarnos el verdadero mundo. Nuestra marcha hubiese sido el grito ahogado de unos cuantos lanzando piedrecillas a los oídos ciegos de una “masa silenciosa”.

Debo admitir, recogiendo también ideas de quienes están conmigo, que aunque sabíamos que nuestra ciudad estaba ya infectada de la triste enfermedad de la evasión, no pensamos que ésta fuera a presentarse con tal agudeza. Nuestra ciudad se hunde fríamente en el desorden… y ¿el arte? Alguien nos dijo; “¿para qué museo si hay gente que no tiene con qué comer?” El arte puede ser lo único que nos quede finalmente, constituyéndose en los vestigios de una época urbana y caótica, puede ser el sitio donde en el futuro nos encuentren más allá de la escueta, distante información de los mass media y de los libros de historia. ¿Qué más importante que el arte como purísima forma de vivir la vida en todas sus posibilidades reales e imaginarias?

Por medio del arte nos acercamos a nuestra propia esencia expresando lo que nos hiere, lo que nos aqueja, apasiona, aflige, hunde y renace, lo que nos hace felices. Todo sentimiento se acoge y contiene en el arte. Incluso el escape que mediante la ficción se logra no puede considerarse evasivo, en tanto es una forma de existir ardidamente en la imaginación que ha sido suscitada por la vida misma. ¿Conviene entonces reconocer el arte y de ahí salvar nuestras instituciones culturales? Sigo creyendo que sí. Sin embargo, es preciso hacer un alto en el camino y tratar de abrir los ojos ciegos de los ciudadanos. La cancelación de nuestra marcha no es de ningún modo un fracaso sino el detonante de una iniciativa aún más fuerte.

¿Qué se propone? La organización de un conversatorio y de ahí un colectivo donde se unan personajes que compartan una verdadera conmoción frente al panorama cultural citadino y quieran lanzar propuestas artísticas (audiovisuales, fotográficas, literarias, incluso publicitarias) en pro de la construcción de identidad y conciencia ciudadana en Cali. Las ideas gestadas aquí tendrán la posibilidad de convertirse en proyectos táctiles que a mediano y largo plazo despierten la conciencia dormida de las mayorías y las invite a participar del arte y apropiarse de los espacios destinados para ello. Este foro requerirá la presencia de los actores directos e indirectos de nuestras entidades culturales -entre ellas La Tertulia-, el sector público y privado, los artistas, la academia y sus estudiantes, la comunidad en general. A la par de este evento se propone el rescate del “festival artístico” que había sido programado para después de la marcha, a manera de “encuentro cultural” donde las manifestaciones artísticas presentadas se conviertan en voces de protesta y, a su vez, se facilite un espacio para el diálogo y expresión ciudadana poniendo sobre la mesa el problema de evasión y no-reconocimiento que nos hiere. Dicho encuentro tomará lugar un fin de semana para garantizar la participación citadina lejos de las ataduras del horario y el trabajo. Nuevamente, la convocatoria se abre para todos aquellos que quieran gestar un cambio estructural en nuestra ciudad vistiéndose de arte.

Repensemos nuestro entorno, convirtamos la ciudad en un lugar vivo, latente, respirable lejos del culto a lo banal, a lo frívolo, a lo insulso. No podemos seguir esperando a que otros resuelvan el caos que nosotros mismos no hemos podido reconocer en nuestro silencio. Ni el gobierno, ni el sector privado, ni los medios pueden aliviar el abandono en el que nos hemos sumido. Despertemos creativamente de una larguísima siesta. Metamorfoseemos.

Por Andreína Guerrero Libreros.
ciudaddelolvido@gmail.com

3 Comments


Muy serios los planteamientos...Finalmente, tenemos la ciudad que nos merecemos


Es un resultado de la apatía, de la falta de un sentido de pertenencia de los caleños.


Bueno pero aunque sea sigue funcionando el Amsterdan alla o tampoco?

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