Se nos acabaron los argumentos
Los canales privados trabajan en función al rating y a ser los mejores en todas sus producciones, sobre todo de la codiciada franja triple A.
Entre finales del 2008 y principios de este año los canales privados han estrenado producciones en las que los resultados de audiencia no han sido los esperados. Ahí empieza la guerra y el juego entre ambos canales, buscando mayor raiting y reconocimiento; cambian de horario, cortan la historia, e incluso se “ingenian” producciones curiosamente parecidas a las de la competencia.
La teleaudiencia en Colombia es impredecible, sin embargo no sé como los libretistas y productores de televisión se pasan por alto analizar que ahora la gran mayoría de telenovelas desaciertan en el casting además, repiten sus situaciones arguméntales, escenografía, personajes, historias. Mejor dicho, es la “repetición de la repetidera”.
Parece que los canales sienten que si repiten una historia o un personaje exitoso la producción va a tener un raiting parecido o quizás mayor a una original. Un claro ejemplo a lo que me refiero es la “nueva” telenovela del canal caracol “La novela basada en sin tetas no hay paraíso”, que en realidad se llama “sin senos no hay paraíso”. La cadena Telemundo compró los derechos de la historia original y produjo para la teleaudiencia latina residente en los Estados Unidos, esta nueva y chocante versión. Chocante porque la primer novela se la lleva a años luz en guión, casting y veracidad. Y eso que el libretista es el mismo Gustavo Bolívar. Ya están planeando la película. Creo que nos quieren marear con tantas apologías a ese mundo, porque ahora, si no se habla de traquetos, prepagos o violencia, la novela no va a ser buena. Al menos es lo que parece que los libretistas pensaran.
Ahora, tenemos otra nueva producción también del Canal Caracol, “Todas odian a Bermúdez” que ha sido uno de los mayores fracasos de esta cadena. En un día bajó dos puntos de raiting y desde el estreno hasta el día de hoy ha bajando casi la mitad. Y esto se lo puedo atribuir a la repetición de personajes. Por ejemplo Andrea Nocetti, que se quedó como la mujer gomela arribista insoportable, y como Isabel Cristina Estrada, la chica buena, medio tontarrona, amiguísima de la protagonista. Y ni hablar del protagonista, Víctor Hugo Cabrera, donde su papel Arturo Bermúdez, es demasiado similar al de Méndez en “Hasta que la plata nos separe”.
Es una lastima que ahora hayan muchas producciones que deben ser retiradas por falta de argumentos o que ya estén fichadas para correr el mismo destino. “Todas odian a Bermúdez” y “El penúltimo beso” parece que correrán la misma suerte que Valentino el Argentino. Tanta bomba para nada.
Por Dayana Arango
Estudiante de comunicación